¿Por qué no tomamos riesgos a pesar de existir
grandes oportunidades? ¿Cómo correrlos con éxito? “No decidir” es una
decisión que también tiene consecuencias. Conoce el origen de los miedos más
comunes.
Temor a perder
afecto:
- Por miedo a que dejen de
aceptarnos o querernos no tomamos la decisión de correr el riesgo ya que esto
implica ser diferente a los demás y sobretodo ser diferente a lo que yo era, es
decir, cambiar.
- El hecho de cambiar puede
representar en sí correr el riesgo de que a los demás no les agrade nuestro
cambio y dejen de estimamos por esa razón.
- Este pensamiento
definitivamente es negativo ya que todas esas personas de ninguna manera pueden
ser responsables de nuestra vida ni de nuestra forma de vivirla.
- Su opinión nunca puede ser
más importante que la nuestra ya que nosotros somos los responsables de vivir
nuestra vida, de arriesgarnos a crecer aunque ellos no lo hagan a nuestro mismo
paso. Recuerda que tu eres el arquitecto de tú propio destino, no ellos.
Temor a perder el
control:
- Nos impide crecer como
personas y como negociantes.
Temor a perder la
Ilusión:
- Lo negativo de esta
conducta es que nunca realizamos ninguno de nuestros sueños o planes y vivimos
en un mundo de fantasías fabricadas por nosotros mismos, mundo que está
demasiado alejado de la realidad y que en todo momento representará una vida
realmente vacía.
- Temor a no ser tan bueno
como los demás:
- Nunca tomar la decisión de
demostrar lo bueno que es por temor a no ser tan bueno como el otro y evitar el
ridículo y la comparación.
Temor de llegar al
Punto de no Regreso:
- La anécdota de Hernán
Cortés cuando quemó las naves para que no existiera la posibilidad de
regresarse.
- Eres el mejor o no
regreses. Como dijo Cortés: “Afrontamos la responsabilidad de conquistar estas
tierras o morimos”.
Conclusiones:
La conducta más normal y
positiva que puede adoptar cualquier persona es la de aceptar los riesgos como
tales y canalizar toda la energía que utiliza al demostrar temor.
- En forma de productividad
al correr el riesgo, es decir, vencer el temor y arriesgarnos a poder disfrutar
de todas las bondades que la vida nos ofrece.
- Pagar el precio de nuestros
sueños e ideales y si es necesario arriesgar todo lo que somos siempre y cuando
lo que deseamos valga la pena; en pocas palabras:
“Todo hombre debe decir
alguna vez en la vida, si se lanza hacía el éxito rriesgándolo todo, o
si se contenta con observar el paso de los triunfadores"
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